Las tormentas de final del verano favorecen el tan temido aquaplaning. Antes de darte algunos consejos para minimizar el peligro, vamos a ver qué es y cómo se produce.
El aquaplaning es un fenómeno físico que se produce cuando se queda atrapada una capa de líquido entre dos superficies; una fija y otra en movimiento. Hasta ahí la explicación científica. Trasladado a la vida real, seguro que has visto en la playa a algún niño tirando un boogie en la orilla y corriendo de un salto sobre él para deslizarse. Ese es el ejemplo de aquaplaning.
Al igual que sobre la arena de la playa, y aunque cueste creerlo, basta una fina lámina de agua sobre el asfalto para que se de este fenómeno. Lo favorecen principalmente cuatro factores: el peso del vehículo, su velocidad, el estado de los amortiguadores y los neumáticos. Cuanto más ligero sea el vehículo, mayor sea la velocidad o estén en peor estado los amortiguadores y dibujo de los neumáticos, más fácil será que el coche se deslice sobre el asfalto.
Una vez explicado lo que ocurre, lo que hay que hacer para evitarlo parece lógico. Tenemos que tener en cuenta que si el coche está flotando de nada sirve girar el volante, frenar o acelerar. Sencillamente no tenemos control sobre él. Es importante entonces no caer en una trampa mortal con estos consejos:
Si no hemos podido evitar el problema, tenemos que saber cómo afrontarlo. Para ello: