Estamos asistiendo estos días a imágenes de caravanas de coches en distintos puertos de montaña, con ocupantes que, ilusionados, pretenden pisar nieve por primera vez este invierno. Pero, ¿ya sabemos cómo actuar cuando la carretera está cubierta de nieve?
La primera recomendación cuando la calzada se cubre de blanco es, en la medida de lo posible, no utilizar el coche. Si nos resulta inevitable conducir sobre nieve, el primer elemento del vehículo que hay que observar son los neumáticos.
Una vez que las cadenas han quedado en desuso, los grandes protagonistas de la temporada invernal son esos neumáticos diseñados específicamente para condiciones de nieve. Su nomenclatura viene definida por un símbolo de montaña de tres picos con un copo de nieve. Esa misma nomenclatura de invierno puede encontrarse en algunos de esos neumáticos llamados Cuatro estaciones o Todo-tiempo.
Hay que tener en cuenta que estos neumáticos suplen a efectos legales y prácticos el uso de cadenas en aquellos lugares en las que esté restringido el acceso por condiciones climatológicas adversas.
Consejo: consulta en tu taller de confianza las opciones disponibles en el mercado en este tipo de cubiertas y hazte con un juego para la temporada de invierno.
Si has tenido previsión y has preparado tu coche para la nieve, y tienes que arrancar cuando esta ha hecho su aparición, acelera poco a poco sin que el motor revolucione en exceso. Si es necesario, emplea una marcha superior para evitar que el motor haga mucha fuerza y las ruedas patinen sobre la nieve. Y mantén la dirección lo más recta posible.
Consejo: No dejes el freno de mano tirado al máximo. Si las temperaturas son muy bajas puede congelarse y costará quitarlo. Es mejor, en ocasiones, dejar una marcha puesta.
No podemos jugarnos todo a la baza de que haya pasado la máquina quitanieves o la que esparce la sal, porque eso no suele ocurrir cuando la nieve nos sorprende en carretera.
¿Eres de los que siguen los surcos que dejan la rodada de los coches delanteros?
Es una buena opción, pero no siempre, porque la nieve ha podido dejar paso al hielo dependiendo de la cantidad que haya caído. Lo importante aquí es que conduzcas con marchas largas y si la carretera se complica, no superes los 40 km/h. Lleva una dirección y velocidad constante, evitando frenos y bandazos que pueden hacer que pierdas el control.
Consejo: Si pierdes el control y patinas, levanta el pie del acelerador y controla el coche solamente con el volante hasta volver a tener tracción. Acelerar o frenar son actos reflejos que solo favorecen el desastre.