Cuando el coche no se mueve, a veces, es porque se ha agotado la batería. En esta situación el conductor cuenta con numerosas opciones para intentar poner en marcha el automóvil.
La más habitual suele ser empujar el propio vehículo hasta que consiga cierta velocidad, como se ha hecho siempre. De ahí el clásico de pedir ayuda al primero que pase para que te ayude a arrastrarlo.
Una ayuda en este caso es disponer cerca de una pendiente para alcanzar una cierta velocidad. Tras llegar a ella, se puede engranar la segunda marcha y soltar el embrague para obligar al motor a ponerse en movimiento. Esto suele funcionar casi siempre.
Ahora, si tu coche es moderno, no conviene realizar esta operación porque se no se realizaría adecuadamente el ciclo de cuatro tiempo de la combustión y podría provocar una mala función del motor. Lo que a su vez redundaría en los sistemas modernos de seguridad, como los frenos o la dirección asistida.
Como conclusión, cuando intentas arrancar un coche moderno en frío, la combustión y la explosión de gases no se realiza correctamente. Esto, además de bloquear la dirección, puede dar paso a detonaciones internas en el motor. Es decir, se puede acortar la vida del motor.
Cabe destacar que muchos de los coches actuales son de caja automática. Lo que empeora la situación ya que, sin accionar el circuito eléctrico, la caja de cambios quedaría bloqueada y el arranque resultaría imposible.
La mejor opción para evitar averías mayores es solicitar siempre la ayuda de profesionales. Recordemos que en la práctica totalidad de las pólizas de seguro contamos con asistencia en carretera que podrá solucionar el problema o dirigir el vehículo a tu taller de confianza.
¡Empecemos el día con la batería cargada!
¿De verdad te merece la pena correr todos estos riesgos mecánicos, económicos y humanos por arrancar un coche empujándolo cuesta abajo?